Reflexionando una vez más sobre la nueva complejidad derivada de la Globalización, me preocupan enormemente las consecuencias de una espiral proteccionista en algún país o zonas geográficas. En este post quiero hablaros sobre los riesgos de no apostar por la multilocalización.
ESADE ya advertía en su estudio “cuatro escenarios para el mundo en 2033” sobre determinados riesgos:
A mi modo de ver, e independientemente de consideraciones políticas y de la visión optimista sobre el escenario más favorable (depende si nos fijamos en el crecimiento o en la redistribución de la riqueza), la lectura del documento nos debería obligar a realizar una serie de análisis y a la toma de una serie de decisiones.
Me explico. Imaginemos que una empresa tiene una distribución de ventas (y por simplificar de resultado) del 60% en la UE, 6% Brasil, 8% China, 3% India, 6% México, 5% USA y un 12% resto. En el 2018 y viendo las dificultades por la que atravesamos en la UE, se incrementarán las ventas en emergentes más USA. ¿Qué pasaría si imponen aranceles en los países emergentes? Pues que nuestras ventas se reducirían y, dependiendo del tipo de gravamen, podrían hasta desaparecer. El impacto en la cuenta de resultados y, dependiendo de la composición geográfica podría ir de una reducción del 15 al 40%. Este efecto en algunas de nuestras empresas sería mortal.
Me gusta mucho el enfoque de Nassim Nicholas Taleb acerca de las características de la empresa. Él propugna una empresa “antifragil”: “lo antifrágil”va más allá de lo robusto, puesto que se beneficia de los shocks, las incertidumbres y del estrés. Lo “antifrágil” necesita el desorden para sobrevivir y florecer. La incertidumbre es algo deseable, incluso necesario, y las cosas deberían construirse de una forma antifrágil que, además, es inmune a los errores de predicción”.
También Adrian J. Slywotzky en su libro “The Upside”: El nuevo imperativo estratégico en los negocios es aprender a aprovechar el Upside (lado positivo, ventaja, potencial) de los momentos de mayor riesgo para una organización. Si aprendemos a valernos de estos momentos (que surgirán una y otra vez), convertiremos al riesgo estratégico en nuestro mejor aliado para crear oportunidades de crecimiento. Todo riesgo tiene dos lados que constituyen, por así decirlo, las dos caras de una misma moneda: un lado negativo (downside) y un lado positivo (upside). La idea es aprender a reconocer y aprovechar el lado positivo de cada situación riesgosa.
¿Podríamos aplicar estas ideas en nuestra empresa? Y yendo a lo concreto sobre el proteccionismo, verdadero “cisne negro” (suceso improbable, con consecuencias importantes, y con explicaciones retrospectivas) ¿Cómo evitar o al menos planificar esta situación? Mi propuesta de acción es la siguiente:
– Disponer de capacidades de Diplomacia Corporativa para tratar de evitar en primer lugar la implantación de aranceles en nuestros productos. Si no es posible, una vez sufrida la decisión, proteger a la empresa de regulaciones internas perjudiciales. Lógicamente, el trabajo junto a la Diplomacia estatal es absolutamente necesario.
– Plantearse una multilocalización desde ahora: invertir en los mercados más importantes aunque sea de manera testimonial (compra terreno, posibles oficinas o pabellones a alquilar, posibles partners). Y tener preparada una estrategia de sustitución de las exportaciones por fabricaciones locales propias (con fábrica u oficina comercial).
– Buscar proveedores, competidores o aliados con los que poder llegar a un acuerdo de suministro dentro del país para no perder cuota de mercado. Es decir, subcontratar en destino para no dejar de servir al cliente hasta que decidamos la implantación directa.
No sabemos qué pasará en un futuro próximo, pero no podemos arriesgarnos a perder nuestra posición competitiva antes decisiones arbitrarias en países claves para nuestras empresas. Planifiquemos desde ahora cómo responder ante estas situaciones.
Dispongamos de alternativas estratégicas ante escenarios diferentes. Más vale dedicar tiempo ahora que perder posiciones que nunca podremos recuperar.
08.10.2014 a las 14:07 Enlace Permanente
Comparto tus consideraciones absolutamente. Es tiempo – cada vez más crítico – de tomar medidas innovadoras que abonen el terreno de la expansión internacional de nuestras Pymes. La demora o negligencia en la acción desde todos los niveles – que comienza por no querer asumir la realidad en que nos encontramos – puede resultar en situaciones durísimas que aún pueden encauzarse.
Te sugiero dar una vuelta por el último post de mi blog http://pyme-internacional.com/2014/10/08/consideraciones-sobre-la-situacion-actual-de-la-pyme-internacional-y-4/ para ver mi opinión concreta al respecto.
Un abrazo,