En este post me gustaría compartir con vosotros algunas de las paradojas de este nuevo mundo, el mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo). Muchas de ellas escuchadas a empresarios, otras a miembros de la Administración o leídas en los medios.
1. “Mi empresa es diferente a las demás” pero… tiene los mismos desafíos que el resto.
Este es uno de los temas de mayor relevancia en el éxito de las empresas y, como consecuencia en el del país. Cuando nos reunimos con una empresa y hablamos de los desafíos que vemos, la mayoría de ellas piensa que “su empresa es diferente” y no se le puede ayudar. “¡¡Me vas a contar a mí qué me pasa o qué me va a pasar si no tienes ni idea de fabricar o vender xxx!!” Este pensamiento es común entre empresarios que se han hecho a sí mismos y que han tenido éxito, especialmente en empresas medianas.
Es un error garrafal y condiciona la estrategia empresarial. Efectivamente, el que conoce su “core business” (competencias clave) es el propietario o director general (CEO) de la empresa. Sabe cómo innovar, producir, su “time to market”, comercializar… en sus mercados tradicionales. Cuando llega a un mercado emergente, comienzan las dificultades. Lo que yo llamo “competencias blandas”, relacionadas con la “cultura imperante” en el país impactan de manera brutal en las operaciones de la empresa (exportaciones, aduanas, Administración local, clientes, negociación…). Algo que muchos de los empresarios nunca hubieran imaginado.
Por tanto, en el mundo VUCA, además de conocer las competencias claves de tu negocio, debes conocer las competencias “blandas” de los mercados y países. Son tan importantes unas como las otras. Se resuelve con empatía, humildad y ganas de aprender.
2. Necesitamos de lo privado (empresas) para sostener lo público (sistema de bienestar).
Esto que es bastante evidente, lo solemos olvidar. La generación de riqueza de las empresas – consecuencia de sus ventas, pago de impuestos, creación de empleo más, en muchos casos, cercanía con la sociedad local – permite sostener nuestro estado de bienestar. Con la interdependencia consecuencia de la globalización, esta relación se agudiza aún más.
En nuestro caso, además, al ser colectivistas (la identidad grupal es más importante que la individual) en contraposición a la cultura anglosajona o protestante donde el individualismo es mayor, nos permite que las empresas que se desarrollan en el exterior no deslocalicen sus producciones y consigan crecer “allí y aquí”. Y esto está ligado con el punto siguiente.
3. A más inversión en el exterior, más empleo local.
Paradoja extraordinaria, que, a pesar de haberla demostrado empíricamente, es difícil de asimilar. En la Globalización aquellas empresas que se sustenten solamente en el mercado local estarán expuestas a su desaparición. La digitalización y el incremento de competencia de empresas de países emergentes ponen en riesgo el actual status-quo.
Existen dos estrategias: la deslocalización (traslado de activos a otro país destruyendo el empleo en el país de origen) y la multilocalización (diversificación geográfica con inversión directa en el exterior sin cierre de actividad preexistente). La primera es más común en países anglosajones o protestantes, mientras que la segunda es frecuente en países con cultura colectivista. Esta última (la multilocalización) no es un juego de suma cero. “Más fuera es más dentro”
4. Menos pobreza global, mayor desigualdad nacional.
A pesar de la reducción de los niveles de pobreza mundial, la desigualdad dentro de cada país ha seguido incrementando. Esta paradoja se mantendrá los próximos años, reduciéndose el nivel de pobreza mundial gracias al desarrollo de los países emergentes pero incrementando las diferencias dentro de cada país consecuencia de la presión salarial en países desarrollados frente a emergentes.
5. A mayor empatía en el exterior, mayor autoconocimiento.
Muchas veces, echamos en falta la capacidad “relativista”, de evitar juicios negativos sobre culturas diferentes, sobre todo cuando lo comparamos con nosotros mismos desde una posición de superioridad (etnocentrismo). Sin embargo, en el mundo de los negocios, de la misma manera que hay que aprender de cómo se hacen las cosas en otros países, hay que conocer muy bien cómo somos y las cosas que hacemos bien en el nuestro. El equilibrio entre la escucha, empatía y el autoconocimiento es el secreto del éxito. Cuando vamos a hacer negocios a otros países, lo que escuchamos es que “aquí se hace esto de esta manera” y “aquí no funciona lo que hacéis allí”. Siendo, como es, cada país diferente, hay que combinar la escucha con nuestra experiencia y conocimiento.
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