2016
La complejidad de comprensión del mundo internacional y nuestro etnocentrismo
Ayer mismo conversaba con una persona que había estado visitando China por segunda vez en su vida, y se permitía hacer unos juicios de valor sobre los chinos que prefiero no repetir por escrito. Como esta misma semana me ha tocado escuchar comentarios poco agradables sobre Marruecos o Polonia, países que conozco bien por haber vivido en ellos, me he atrevido a escribir este post.
Comentarios como estos nacen de nuestro etnocentrismo, que implica la creencia de que el grupo étnico propio es el más importante, o que algunos o todos los aspectos de la cultura propia son superiores a los de otras culturas. Dentro de esta ideología, juzgamos a otros grupos en relación a nuestra propia cultura o grupo particular, especialmente en lo referido al lenguaje, las costumbres, comportamientos, religión y creencias. Terminando con un “Es que éstos son unos…”, habitualmente peor que nosotros.
Existen a mi entender diferentes niveles de comprensión del mundo internacional. A riesgo de simplificar voy a definirlos porque quizá puedan servir para conceptualizar algunas maneras de entender la Internacionalización o la Estrategia Internacional. Y quizá puedan servir a las personas que gestionan las actividades internacionales a comprender algo mejor actitudes y comportamientos de otros compañeros.
Podrían existir 4 niveles de comprensión:
- Las personas que no han viajado: aquellas que emiten sus opiniones desde su conocimiento leído o adquirido, principalmente en periódicos o en televisión.
- Las personas que han viajado: aquellas que explican cómo funcionan los países y las personas tras la estancia en los países.
- Las personas que han estado expatriadas: conocen no sólo los lugares en visitas relámpago, sino que han vivido la cultura del país.
- Las personas que son internacionales genéticamente: es decir, aquellas que sus padres son de diferentes nacionalidades y han vivido en diferentes países. Para ellos, no existe un centro desde el que comparar.
Esta simplificación me sirve para explicar muchos comportamientos simplistas (aunque esta propia nota podría serlo) y para tratar de compartir con mucha gente que sus opiniones tienen que tener en cuenta otros aspectos.
El más peligroso es el que ha viajado mucho. Cree que conoce los países en profundidad porque ha visitado muchos, se ha reunido con mucha gente y comido en diferentes restaurantes. Sus comentarios son del estilo “¡Me vas a decir tú a mí cómo son los X si yo he estado un montón de veces allí!” “Y, además, me he reunido con Y varias veces”.
Cuando lo comenta con personas que apenas han viajado, estas creen a pies juntillas los comentarios, creando una opinión generalizada habitualmente negativa (por comparación a nosotros). Pero, el “viajero” no se da cuenta de que viaja a hoteles, organiza su agenda con reuniones y se marcha. No sabe cómo funciona el país, cómo se hace la compra en el supermercado, cómo llamar al fontanero, aparcar el coche, llevar al niño al colegio, conocer la educación que se le imparte… Todas esas cosas que determinan realmente la cultura del país.
El expatriado está mucho más cerca de tener un conocimiento más profundo. Sobre todo, si tiene interés y no ha estado en el país viviendo en algún complejo para expatriados sin conexión con la gente del lugar.
Por último están los internacionales por sus genes. Su comprensión de las cosas es completamente diferente. Son mucho más abiertos, no emiten juicios constantemente y, por tanto son mucho más eficaces en la gestión de personas.
El gran peligro es que el Director General, CEO o Presidente no sean humildes. Si, además, pertenecen a la categoría de “viajeros”, la estrategia internacional de la empresa estará en peligro.
02.13.2016 a las 19:02 Permalink
Josu, de acuerdo con lo que comentas. Me resulta una traslación amplificada del egocentrismo. El yo como referencia y centro de interpretación del todo. Malo para la vida, incluida la gestión
internacional….
02.15.2016 a las 12:36 Permalink
Clara, concisa y concreta: las tres características que hacen de una explicación una exposición magistral.
Personalmente, tras muchos años de haber vivido y reflexionado cuanto indicas en el post, me quedo con tu último párrafo y con una palabra: humildad. Es la que hace que la labor de cuantos navegamos por el proceloso mar de la internacionalización podamos entenderla, aprenderla y utilizarla para nuestras empresas: puedo garantizarlo.
Felicitaciones, Josu.
02.15.2016 a las 14:01 Permalink
Muy claro y con sentido común, además de hablar desde la experiencia.
02.15.2016 a las 18:04 Permalink
Muy interesante observación. Conocer y sobre todo comprender otras culturas es la clave para buena relación intercultural, sea en el trabajo o en la vida cotidiana. Pero cuando una empresa se plantes exportar y por lo tanto trabajar con otras culturas es muy importante que la persona, que llevará al cabo el proyecto, sea abierta. Muchas gracias Josu.
02.24.2016 a las 12:00 Permalink
Un análisis muy acertado.
La ingorancia y el (permítaseme la palabra) racismo, se curan viajando y conociendo otras culturas. Así nos damos cuenta de que no somos el centro del universo y de que nuestra cultura vale lo mismo que la de todos los demás.
Gracias Josu