El mundo no está en crisis. Nosotros sí. Es una idea en torno a la que insistiré porque es una premisa imprescindible que España necesita asumir para avanzar frente al fenómeno de la globalización.
Para un crecimiento mundial del 3,3% y 3,6% previstos, respectivamente, para 2012 y 2013, España se apuntará un 1,5% negativo en ambos años según las últimas previsiones. Y no saldremos de ésta pensando que los buenos viejos tiempos volverán y que cuando “Alemania y Francia se recuperen tirarán de nuestras exportaciones”. Creo que no será así salvo que hagamos algo diferente.
El gran problema es nuestra falta de competitividad que viene a ser lo mismo que “la capacidad para conquistar o mantener cuotas de mercado de manera rentable en los mercados nacional e internacional”. Hemos centrado toda nuestra energía en auto-convencernos de que estamos ante una crisis financiera e inmobiliaria combinada y nos hemos olvidado de la principal, la competitiva.
¿Por qué ha ocurrido? En mi opinión porque en el triángulo coste, tecnología, marca, elementos claves de la competitividad, hemos perdido nuestra posición previa.
Las razones pueden ser muy variadas pero creo que tiene que ver, sobre todo, con la incorporación de los países emergentes a la economía mundial con una ambición y una energía desconocidas para sociedades acomodadas como la nuestra.
Sus costes laborales industriales en lo que se refiere a las personas sin cualificación está entre 0,4 euros la hora en Vietnam o Indonesia o en los 1,5 euros en China.
Los países emergentes, además, se equipan con tecnología nueva: Asia consume el 66% de la maquinaria mundial con el impacto en productividad y calidad que ello acarrea. Por si fuera poco, el talento que generan es inmenso: China gradúa 500.000 ingenieros por año, más que USA y Europa juntos. Y otro dato: El 20% de los doctores en USA en carreras técnicas son asiáticos.
Este ‘tsunami’ ha impactado en las economías occidentales. USA ha perdido en el período 2000-2010, en torno a 5,5 millones de personas en la industria. Francia ha pasado en el mismo período de 3,8 a 3,1 millones de personas. Es decir, una pérdida de 700.000 personas. En esta década negra, USA ha perdido el 30% de su empleo en ‘manufacturing’ y Francia el 20%.
¿Qué lectura podemos hacer? La combinación accionariado local, internacionalización y colaboración público-privada es clave.
Comenzaré por el accionariado local. Cuando una empresa está en manos de familias o de individuos locales en lugar de fondos de inversión ubicados en la City o en Wall Street, o de multinacionales extranjeras, las decisiones sobre la localización de las actividades no se toman teniendo en cuenta solamente el factor monetario sino que se integra el compromiso y la solidaridad con el territorio y la comunidad.
Algunos ejemplos los tenemos en el País Vasco o Alemania, que se caracterizan por la existencia de mucha pyme familiar, o en los países escandinavos.
Existen, además, países o regiones con un componente de deslocalización importante como Estados Unidos, Gran Bretaña o Cataluña, en el caso de España, donde, entre 2004 y 2007 llegaron a perderse hasta 30.000 puestos de trabajo de empresas multinacionales, por el efecto deslocalizador, suponiendo la mitad de toda la pérdida española.
También podemos citar a Francia, aunque en el caso francés por las dificultades burocráticas y legales.
La internacionalización y, especialmente la multilocalización, son el secreto. Las empresas vascas y alemanas han seguido una política de localizar actividades que necesiten un coste diferencial o específicas al país destino, complementando las capacidades necesarias en la casa matriz ( I+D, finanzas, personas,..) pero sin deslocalizar: “llevar activos de un país a otro destruyendo empleo en el país de origen”.
El resultado es conocido: aquellas empresas con presencia exterior crecieron en ventas, exportaciones, resultados, valor añadido y empleo. Lo curioso es que lo hicieron en el resultado consolidado y en la casa matriz frente a las empresas que se quedaron aquí, sin invertir en otros países, sin multilocalizar, sin diversificar mercados y que acabaron perdiendo empleo irremisiblemente.
La colaboración público-privada merece un comentario aparte. Sin entrar en temas de innovación o formación, se necesita una profundización de la política de Internacionalización. Los apoyos que necesitan las pymes actualmente son muy diferentes a los de hace 10 años y en este aspecto iré profundizando en sucesivos post.
06.07.2013 a las 5:56 Permalink
[…] que Josu Ugarte, presidente de Mondragón Internacional, haya dado el salto de Twitter a un blog. “El mundo no está en crisis. Nosotros sí”, nos dice. La salida del túnel vendrá por dejar de pensar en términos nacionales. Esta […]
08.08.2013 a las 4:59 Permalink
[…] Josu Ugarte, de Mondragón Internacional, tiene nuevo blog y nuevo libro. […]