2016
¿Y si nos ponemos a trabajar juntos para sacar al país adelante? Un enfoque diferente
En España desconocemos el impacto actual y futuro de la Globalización y la digitalización. El mundo se reconfigura rápidamente, alterando tendencias que parecían certezas hace sólo 5 años atrás: los mercados emergentes, la digitalización, la energía, el talento, la geopolítica o las nuevas clases medias. Todas ellas, afectan y afectarán de manera brutal a la competitividad de las empresas, de los países y por tanto, de los ciudadanos.
El origen de estos cambios son la interdependencia y la aceleración consecuencia de la digitalización y de la aparición de las nuevas generaciones digitales, especialmente en países emergentes.
En este nuevo mundo, España no es competitiva, ni en las variables clave tradicionales (coste, tecnología, marca) ni en las nuevas (influencia diplomática y financiación). Si no hacemos nada, estaremos en el pelotón de los perdedores de la Globalización.
Además, las empresas españolas presentan una serie de características: tenemos tecnologías medias, operamos en sectores maduros, tamaño ineficiente (muchísima Pyme), sin marca Premium (aquella por la que el cliente está dispuesto a pagar más) y, muchas de ellas, con una mentalidad de productividad (hacer lo mismo con menos recursos) en lugar de crear valor (rentabilidad más crecimiento bajo un modelo de negocio sostenible).
La complejidad de gestión para el CEO (gestor principal: director general, consejero delegado o Presidente) se multiplica: tipos de cambio, aranceles, acuerdos transnacionales, evolución materias primas, coste energía, nacionalización de empresas, personas, culturas, diplomacia… El CEO debe gestionar 6 veces más variables que hace 20 años y la aceleración consecuencia de las disrupciones tecnológicas y su influencia entre ellas, hacen que la visibilidad futura sea escasa. Además, se enfrenta al desafío del crecimiento en búsqueda de un tamaño eficiente. Para ello, debe seleccionar mercados, analizar el impacto de la digitalización en su negocio, crecer inorgánicamente, vincular talento, diseñar una organización transnacional y potenciar su marca. Casi nada.
Varios pensadores y economistas tan significativos como Dani Rodrik, Parag Khanna o Zygmunt Bauman sostienen que los Estados-nación (salvo USA y China) son incapaces de hacer frente a la Globalización. «El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes». «El talón de Aquiles de la globalización es el desequilibrio entre el alcance nacional de los Gobiernos y la naturaleza global de los mercados». Es decir, poco podemos hacer.
Discrepo. No es cierto que los Estados-nación sean inútiles en la configuración de políticas. Sostengo que se puede ser competitivo como país en un mundo interdependiente. Y ser competitivo nos permite crear riqueza, empleo y reducir la desigualdad.
¿Y cómo lo hacemos en este contexto tan complejo: aceleración, interdependencia, digitalización..?
Alineando a los tres actores que pueden revertir esta situación: las personas, la Administración y la empresa. Si una sola de ellas falla, o no coordinamos las acciones, España estará a la cola del desarrollo en el nuevo mundo.
Para ello, necesitamos con urgencia una buena comprensión de la globalización y de sus claves y unas políticas público-privadas bien diseñadas, que permitan a España prepararse y conseguir ser exitosa en la nueva complejidad. En mi propuesta, paradójicamente, son las tan denostadas empresas la herramienta central que los políticos y los ciudadanos disponen para sobrevivir en este nuevo mundo.
Y hay que hacerlo de manera pragmática, inteligente, específica (con nuestras características, diferentes al resto de países) a esta nueva situación que, si no la afrontamos, decidirá el futuro de nuestro país. Una propuesta de valor que focalice los esfuerzos de la Administración y la empresa en varios vectores claros:
- Tamaño de empresa (la empresa “mediana” (mid-market) con facturación entre 10-1000M€). En USA, UK y Alemania, estas empresas medianas son entre el 1,4% y el 3% del total y generan del 17% al 21% del PIB y del 29% al 39% del empleo.
- Sectores: alimentación y bebida, textil calzado y moda, tecnología, bienes de consumo, automoción, fabricación avanzada, ingeniería, química, sanidad y algunas empresas de manufacturing
- Interlocución: en las empresas medianas, las personas que pueden conducir este inmenso cambio son los CEOS (Directores generales, Consejeros Delegados o Presidentes).
- Geografías: UE, USA, China, India, Rusia, Brasil, México, Indonesia, Sudáfrica, Vietnam.
- Atracción del talento.
- Crecimiento inorgánico: Alianzas, Joint-Ventures y adquisiciones.
- Transformación digital: soporte en Industria Conectada y en servicios.
- Desarrollo de Capacidades Transversales para crecer: Selección de mercados, Estudios de mercado avanzados, Implantación exterior, Alianzas, Joint Ventures y Adquisiciones, Diplomacia Económica y gestión organizaciones.
Todo ello será imposible si no asumimos un cambio en la sociedad, en las personas. Los desafíos de los protagonistas de este nuevo mundo, nosotros, las personas son colosales: necesitaremos salir de nuestro etnocentrismo, individualismo, potenciar nuestra humildad «todas las personas somos transitorias, limitadas, imperfectas y ni lo sabemos todo, ni lo podemos todo. Sin consciencia de nuestra imperfección nos situamos fuera de la realidad. Sin la humildad de la propia limitación, el resultado es la expresión de soberbia o sentimiento de superioridad, y por tanto, es requisito indispensable de la empatía» (Jonan Fernández) y generar confianza a través de cuatro elementos: fiabilidad, apertura, autenticidad, aceptación.
No hay alternativa. Las soluciones de hace 10 años no sirven. Estamos en un mundo completamente diferente. Un mundo VUCA (iniciales en inglés de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), extremadamente dinámico, cambiante, en el que visualizamos correctamente las tendencias clave y nos posicionamos o no podremos sostener el estado del bienestar.
Desarrollaré ampliamente todas estas ideas en mi próximo libro.
31.03.2016 a las 12:21 Enlace Permanente
Nítido punto de vista que viene cargado de sentido común. Y en un país de nuestras características no cabe duda alguna sobre la necesidad del concierto entre los tres elementos variables para que la ecuación pueda ser resuelta: Estado, Empresa e Individuos (y su talento).
A partir de ahí, el esquema es perfecto. Personalmente comparto la estructura del plan que delimitan esos 8 vectores, aunque, desde mi humilde opinión, habría que hacer alguna matización en cuanto a sus contenidos que está aquí fuera de lugar…
Estamos, Josú, en la senda. Y – a pesar de los tremendos obstáculos que nos impone el entorno – no cabe perder el optimismo y la esperanza de que la propia realidad termine haciendo productivo el esfuerzo, también en España, para no perder el tren: uno sigue confiando en esos 4 pilares – Excelencia, Innovación, Globalización y Cooperación – que fundamentan el éxito exmpresarial de todos los tiempos, hoy mucho más reafirmados en nuestra Era Digital..Seguro que tu libro constituirá una buena ayuda para comprenderlo.
01.04.2016 a las 10:24 Enlace Permanente
Querido Pedro.
Gracias por tu comentario. Y por tu optimismo. Desafortunadamente no creo que seamos capaces de hacer frente a este colosal desafío proactivamente. Como hasta ahora, lo haremos obligados por las circunstancias y, entonces, no será eficiente. Como suele pasar en las empresas habitualmente. Ojalá me confunda!
Un abrazo